En vez de quejarse, de decir “al fin terminó este suplicio” o hacer cosas desequilibradas, construye un altar en honor a Dios. Esta era la forma de agradecer a Dios por todo lo bueno que había hecho y de alabarlo, reconociendo que todo lo que ocurrió estaba bien porque lo había hecho Él. […]
Esto es lo que hizo Noé y su familia, y tuvo buenas consecuencias. Al Padre Dios le gustó la actitud de ellos y esto resultó en una gran bendición no sólo para ellos sino para toda su descendencia.
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